El arte de usar (bien) WhatsApp
Los españoles somos los europeos que más utilizamos la aplicación de mensajería instantánea
Si realizáramos una encuesta a pie de calle sobre qué app no puede faltar en ningún smartphone, es seguro WhatsApp entraría en el top 3; y probablemente encabezaría la lista como aplicación imprescindible en nuestros dispositivos móviles.
No en vano, los españoles somos los europeos que más utilizamos la plataforma de mensajería instantánea, algo que no hará gracia a los operadores, que ven mermado su volumen de negocio.
Sin embargo, usar mucho un servicio no quiere decir saber utilizarlo correctamente. Por ello, es importante que por nuestro propio bien y por el de nuestros contactos, tengamos en cuenta una serie de recomendaciones para poder usar bien WhatsApp:
· La vida es mejor sin ruido. Dicen que el silencio también es música, y desde luego pocas cosas hay más molestas que los continuos avisos con sonido o vibración cuando nos escriben por WhatsApp. Generan ansiedad, y no solo a uno mismo… también a los que están a nuestro alrededor.
· Nada de spam. Tiene muchas vertientes, pero la conclusión que sacarán nuestros contactos será la misma: qué tío más pesado. Puede ser una foto graciosa, un recordatorio de quedada o un mensaje en cadena, da igual; el caso es que siempre hay que recordar que pocas cosas hay peores en WhatsApp (y en el mundo digital de a pie, en general) que hacer spam.
· Escribir correctamente. En serio, no es tan difícil. No hay que ser un Cervantes de la vida para juntar letras de forma correcta, evitando las abreviaciones y las faltas de ortografía (al menos, las más flagrantes). El tiempo importa, pero si es algo muy urgente, quizás es mejor pulsar el botón de llamada…
· ¿Urgente o importante? Entonces las aplicaciones de este tipo no son la mejor alternativa para contactar con nadie y estar seguro de que ha recibido nuestro mensaje. Llamar es más caro, pero también más eficaz.
· Cuidado con lo que envías. Se puede confiar en la mayor parte de nuestros contactos, pero es vital recordar, por cuestiones de seguridad y privacidad, que desde el momento que compartamos algo en este tipo de plataformas, dejará de ser privado.
Sí, cualquier hacker puede acceder de forma remota a nuestro teléfono igualmente, pero al menos evitemos dar más facilidades de las estrictamente necesarias.
· Evitar el Síndrome de Diógenes. Ya sea por pereza o por pena, conviene realizar una limpieza de vez en cuando del historial de conversaciones, y evitar acumular, por ejemplo, grupos creados para planes específicos que ya no tiene ningún sentido conservar. Los chats consumen memoria y hacen más complicado navegar por la aplicación, que no es un almacén, sino una herramienta de comunicación.
· Usar los emoticonos con sabiduría. Se han convertido en un recurso fundamental a la hora de comunicarse con el entorno, y pueden hacer más entretenidas las conversaciones. Sin embargo, poner una abeja al lado de la pregunta “¿quedamos?” no tiene, en principio, ningún sentido.
Madres del mundo, este mensaje va especialmente dedicado para vosotras: no vale usar cualquier emoji en cualquier momento.
· Los grupos grandes dejan de ser efectivos. Cuando se suman muchos participantes en un chat, la comunicación puede llegar a ser casi imposible. Siempre que sea posible, mantener las conversaciones con pocos participantes.
· Desconecta. No solo antes de ir a dormir, sino en general. El smartphone es una herramienta maravillosa para hacer más fácil nuestro día a día si se usa bien, pero de vez en cuando conviene apagar el móvil y dedicar tiempo a uno mismo y nuestros seres queridos sin más distracciones.
Por supuesto, todos estos consejos son extensibles a cualquier aplicación de mensajería instantánea y plataforma OTT.
La Policía también advierte
Ser el cuerpo de seguridad con mas usuarios en Twitter se consigue gracias a una estrategia de comunicación directa, sencilla y clara. Así, la Policía Nacional también recordó tiempo atrás ocho consideraciones para evitar problemas usando WhatsApp:
· No dar tu móvil a todo el mundo o no contestar a gente que te contacta por esta vía para luego bombardearte, bien para temas comerciales, tirarte los trastos… o acosarte. Si te contactan de forma invasiva, ignora. Si insisten, bloquea. Si hubiera delito (injurias, contra la intimidad, amenazas, vídeo sexual menores…), denuncia.
· La hora de la última conexión es una forma de control que debes evitar.
· Asegúrate de que envías el mensaje a quien quieres hacerlo… Hay confusiones en los destinatarios que pueden ser letales para tu vida personal o profesional.
· Respeta a los demás y su intimidad… Tanto cuando hables con ellos como de terceras personas. Una vez que compartes un contenido… ya no hay vuelta atrás. Piénsalo. Y recuerda que si no desactivas esa opción, las fotos y vídeos se guardarán de forma automática en tu móvil. Puedes evitar la previsualización de los mensajes que te mandan en la pantalla de inicio. Protege tu intimidad en la configuración de cuenta.
· Si bebes alcohol, no conduzcas, jamás. Pero si has bebido, tampoco es buen momento para “hablar ese tema tan candente” con tu pareja, familia o jefe… O mañana te arrepentirás, y no solo por la resaca.
· Grupos infernales en los que te atrapan y son casi imposibles de salir. Una retirada a tiempo es una victoria. No compartas en ellos contenidos que atenten contra tu privacidad u ofensivo hacia otros… Y si alguien comparte contenidos inadecuados, házselo ver a todos y pídeles que eliminen el contenido.
· Compartir bulos sobre supuestos graves riesgos para tu seguridad o salud, cambios tecnológicos o cadenas que no tienen un origen autenticado…
· No abras links que te envíen vía Whatsapp spameadores profesionales y desconfía de links acortados. Ignóralos y bloquéalos.
¡No está de más recordarlos!
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