Enfermos por el móvil

·         Bajo rendimiento laboral, tendinitis crónicas, dependencias emocionales, adicciones… Los pacientes no le dan importancia, pero los especialistas ya alertan de los efectos perversos del abuso de algunas tecnologías

Leer el periódico, pedir comida, comprar, operar con el banco, citarse con el médico, chatear gratis, organizar la agenda, entrenar, hacer fotos, grabar vídeos, contactar con amigos en cualquier rincón del planeta, mandar correos electrónicos, jugar, medir parámetros de salud… todo eso y mucho más puede hacerse a través de un simple teléfono móvil. Según datos del estudio ‘Somos Digitales 2014’, la penetración de los ‘smartphones’ entre los usuarios españoles había saltado del 41% en 2011 al 84% en 2013, una cifra que probablemente hoy esté más que obsoleta teniendo en cuenta que, según el mismo informe, nuestro país figura a la cabeza de la digitalización mundial; al menos en cuanto a la posesión de dispositivos. Y es que cada ciudadano atesora seis de estos ingenios tecnológicos por término medio entre ordenadores de sobremesa, portátiles, teléfonos móviles y tabletas.

Sin embargo, esta avalancha tecnológica tiene una cara menos amable, que no es otra que la del conjunto cada vez más grande de secuelas y trastornos relativos a la salud, física y emocional, derivados de haber convertido esta cacharrería en parte indispensable de nuestras vidas. Especialistas de las más variadas disciplinas alertan del incremento bien de problemas nuevos, bien de trastornos que han evolucionado a partir de otros ya existentes o bien de dolencias que parecían olvidadas y que han resurgido por culpa del mal uso de las nuevas tecnologías. Es el caso de la artrosis de las costureras o rizartrosis, rebautizada como ‘pulgar de Blackberry’ y, más recientemente, como ‘whatsappitis’.

Se trata de una tendinitis y posterior artrosis de la base del dedo gordo causada por los movimientos forzados y repetidos como los que estas profesionales hacían al bordar y cortar. «Comenzamos a verlas con relativa frecuencia hace pocos años en gente que jamás había cogido aguja y dedal. El motivo no tenía que ver con la costura, sino con el uso constante del teclado del móvil, ya que habitualmente se escribe con el pulgar de la misma mano con la que se sujeta el teléfono. Este movimiento no es natural y hacerlo en exceso causa inflamación y dolor en este dedo, en la palma de la mano y en las muñecas», explica el doctor Antonio Manzano, traumatólogo de la clínica iQtra Medicina Avanzada de Madrid.

En la misma línea, encontramos dolores de espalda, síndrome del túnel carpiano, codo de tenista y el Text Neck (cuello de lector), otra patología de nuevo cuño que compromete la salud cervical por culpa de las sobrecargas derivadas de agachar la cabeza al leer la pantalla de smartphones y tabletas. Ser miembro de la tribu de los cabeza abajo (nombre con el que se conoce en Hong Kong a los que caminan con la mirada fija en sus teléfonos móviles) pasa una cara factura en forma de dolor, inflamación y contracturas que acaban en el fisioterapeuta.

«Tratamos de desinflamar, estirar y descargar la zona con terapia manual; prescribimos ejercicios para tonificar la musculatura del cuello, higiene postural y truquitos para no agachar la cabeza tanto tiempo», relata José Molinos, fisioterapeuta.

Despreocupación

Ambos coinciden en la despreocupación de los pacientes. «No asocian su dolor al abuso del móvil y por eso no es sencillo corregirlo», comenta Manzano. No obstante, avisan de las consecuencias a medio y largo plazo. «Las tendinitis que se cronifican son engorrosas, el cartílago no se regenera y cuando aparece artrosis –desgaste articular óseo– nos encontramos con un problema serio. Es cierto que las terapias manuales han mejorado mucho, que las infiltraciones actuales guiadas con ecografía son seguras y precisas y que hay alternativas quirúrgicas muy satisfactorias para algunas dolencias, pero en otras no lo son tanto. Además, la idóneo es no llegar al quirófano», argumentan. Sistema locomotor aparte, el doctor Carlos Palomino, jefe del servicio de Oftalmología de Hospital Universitario Quirón Madrid, calcula que el rendimiento laboral puede bajar hasta en un 40% por la mala calidad visual asociada al síndrome del ojo seco; un trastorno que provoca picor, enrojecimiento y una sensación permanente de tener arenilla dentro del ojo. Lo malo es que a veces las soluciones para este trastorno cuando ya está instaurado son mucho más complicadas que la mera aplicación de lágrimas artificiales.

La esfera emocional tampoco se libra de los estragos del abuso de nuevas tecnologías. El concepto de acoso se ha engrandecido por obra y gracia de la preposición cíber y del efecto multiplicador de las herramientas digitales. El ciberacoso tiene más difusión, más medios para intimidar, más agresores potenciales, más anonimato… todo es más.

Por su parte, los especialistas han llamado la atención sobre otro fenómeno ligado a la avalancha de las nuevas tecnologías. Éstas favorecen la aparición de casos de dependencia emocional y dificultan la recuperación de los pacientes.

«La dependencia emocional es la necesidad irrefrenable de tener contacto con otra persona, normalmente la pareja, aunque puede darse con familia o amigos. Antes era más sencillo pasar el duelo y recuperar la normalidad en un plazo razonable cuando una relación se rompía. Actualmente hay montones de redes, dispositivos y canales para contactar con el otro, espiarle e incluso controlar sus movimientos, incluso sin relación», resume Rosa Fernández, miembro de la Sociedad Española de Patología Dual, que constata que los casos se han multiplicado y han ganado en complejidad.

Estos pacientes son presa fácil de otras adicciones y, ayudados por las nuevas tecnologías, corren mayor riesgo de repetir y perpetuar patrones de comportamiento nocivos que les desequilibran. Incluso, y sin pretenderlo, pueden convertirse en acosadores.

adictos al movil

Para evitar males físicos

-Posturas. Cambia frecuentemente de posición, estirando brazos y piernas, y levantándote cada hora para caminar unos minutos.

-Herramientas. Presta atención a la ergonomía de tus herramientas de trabajo (silla, mesa, pantalla, ratón, reposapiés, manos libres…).

-Ojos. Evita fijar la vista durante mucho rato en la pantalla, parpadea frecuentemente y usa gotas refrescantes o lágrimas artificiales.

-Cuello. Levanta la pantalla de tu móvil o tableta en lugar de bajar la cabeza. Mueve el cuello con frecuencia.

-Dedos. Optar por teclados táctiles, teléfonos ligeros y escribir con ellos apoyados en la mesa, en lugar de sujetarlos con la mano.

-Por la noche. Para conciliar el sueño hay que evitar los dispositivos antes de ir a dormir.

Para evitar males psicológicos

-Signos de alarma. Sentirse ansioso por no llevar el móvil, angustiarse por no estar conectado, dejar de hacer vida social o familiar por usar herramientas virtuales, mirar el móvil constantemente, controlar a otros a través de ‘apps’ y redes sociales.

-Niños. Supervisar dispositivos y redes sociales de menores para detectar casos de ciberacoso y hostigamiento en la Red.

-Privacidad. Preservar la privacidad y los datos personales, especialmente de menores. Hacer un uso racional de las fotos.

-Apagar. Desconectarse (salvo urgencias) cuando se está en restaurantes, celebraciones, fiestas, reuniones familiares…

-Hábitos. Cultivar las relaciones interpersonales y familiares cara a cara.

-Dosificar. Las llamadas se pueden devolver en otro momento. No hay que responder a cada mensaje al segundo de recibirlo.